Todo comenzó alrededor de una mesa, en una tarde de domingo como tantas otras.

Estábamos en familia, entre risas, aroma a café y relatos que iban y venían — historias que habíamos escuchado mil veces y que seguían emocionándonos como si fuera la primera.

El abuelo hablaba de la guerra, la tía recordaba el día en que conoció a su futuro esposo, y mamá contaba sobre su primer trabajo, con esa luz en los ojos que solo los recuerdos más verdaderos saben encender.

Fue en ese momento cuando nos golpeó una verdad simple pero poderosa: esas historias eran tesoros. Y corríamos el riesgo de perderlos para siempre.

De ahí nació la idea de Raíces de Familia.

Queríamos crear algo que ayudara a detener el tiempo.

Un diario especial, cuidado en cada detalle, que pudiera recoger emociones, experiencias y momentos significativos de la vida de nuestros seres queridos.

Pero no solo eso: queríamos que fuera fácil, guiado, accesible para todos, incluso para quienes nunca habían escrito antes.

Así, con la ayuda de artesanos, editores y muchas conversaciones con nuestras familias, nació la Edición Limitada de Raíces de Familia: un diario para completar, regalar o llenar juntos, para que las historias más bellas no se pierdan nunca.

Somos un pequeño proyecto nacido del deseo de proteger lo que realmente importa.

Y hoy, cada vez que alguien comienza su diario Raíces de Familia, sentimos que logramos lo más importante: ayudar a las personas a recordar y a sentirse más cerca.